miércoles, 30 de abril de 2008

Revista GALEGOS


El próximo 14 de mayo, en el extraordinario curruncho del Hostal dos Reis Católicos, en plena Plaza del Obradoiro, tiene lugar la presentación de la Revista Galegos, de la mano de Ézaro Ediciones y del veterano Alejandro Diéguez.
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Llevaba unos meses escuchando en los ruxe ruxe compostelanos (y parte del extranjero), de la posible salida de dicha publicación, pero parecía que no llegaba. No creo que los organizadores hayan pensado en hacer coincidir el día de su nacimiento con el aniversario de la boda de los Reyes de España, ni con el cumpleaños del cardenal Tarancón, Adolfo Domínguez o Ferran Adrià, sino más bien por ser el día en que hace unos cuantos añitos, xa choveu, caía cerca de Barcelona el meteorito Cañellas (de 859 gramos y tipo condrita).
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Y muchos os preguntaréis el porqué de esta afirmación... y yo, y yo también me lo pregunto. Pero es que uno cree en los astros y esta revista me cheira que va a ser éso... una constelación de estrellas, de hombres y mujeres de calado intelectual, maestros y ejemplos de sabiduría, que les une la mejor de las cualidades: ser GALLEGOS.
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Para los ansiosos, me cuentan que la Revista Galegos va a llegar alén dos mares, allá donde la simiente gallega es protagonista del día a día, donde la morriña adquiere significado.
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Se trata de una oferta diferente, sin procesos electorales a la vista (aunque peque un poco de miopía), sin más interés que el propagar las enseñanzas de quienes actúan en el escenario maravilloso que es Galicia, pensamientos de gente de ayer, de hoy y de mañana, con colaboraciones como las de José Luis Alvite, Pepe Domingo Castaño, Clara González, Xosé Manuel Beiras, Luis Caramés, Perfecto Conde, Juan López Rico, Montse Mera o Ramón Villares, entre otros.
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Para su puesta en escena qué mejores protagonistas que Laxeiro, Francisco Fernández del Riego e Inditex. Tres potencias gallegas de siempre y para siempre.
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martes, 8 de abril de 2008

Sin tetas no hay paraiso


Sólo tú faltaste, no se aún por qué, todos/as estabais invitados, es de nuevo un eslogan que se repite; el anfitrión así lo proclamaba como viene siendo costumbre.

Con su elegancia innata, su saber estar, sus modales refinados y su encanto cuando se dirige a la pista de baile es the boss, así gusta llamar a sus seguidores. Hay series de tv que repiten y reproducen, sin tanto éxito de crítica, estos filmes, que por su carácter se ajustan poco a la realidad, aunque a veces y sólo algunas veces…

Es el momento del aperitivo, a continuación la comida en la gran mesa del rey, al calor de la hoguera de las pasiones, las múltiples conversaciones que se entrelazan. Todos pendientes de todos, que no se escape nada, el anfitrión atento a cualquier movimiento para que todo el mundo se sienta cómodo, a gusto, distendido y relajado. ¿Qué más se puede pedir?
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Hoy degustamos carne de un típico animal de nuestras montañas, que no se encuentra en peligro de extinción, gustos que sólo los señores feudales de aquel entonces podían arrebatar al igual que hicimos nosotros este día; por lo comentado en los postres no defraudó a los presentes, y éso que estuvimos representados en su totalidad por activistas de la administración pública, y se nota. En alguna otra, con sectores más académicos, resultaron ser de lo más gratificante, por su altísima participación, rayando lo exagerado, como nos gusta a nosotros je,je,je … más abertura al exterior, y no me refiero a la fabulosa piscina, que tan buena temperatura nos presenta.

El lugar está cuidado al detalle y bien pudiera ser la sede social de cualquier Arena-Music, aunque el ambiente final lo dan sus protagonistas, en especial las/los participantes más activos con sus melodías y ritmos de sensualidad contenida.

Nadie se resiste porque el ambiente es propicio para ello, soltar la mente y a flotar, tardar en percibir algunos sentidos, y a diferencia de otros que se potencian hasta la saciedad, como si no hubiera límite en apreciar sensaciones de hoy y de ayer, gracias de antemano a esas marcas entrañables de albariño, mencía y licor café –no me olvido del güisqui macalan- ellas –las copas- nos consienten mover sin llegar a colisionar, me permiten agarrar al contrincante para no caerme.

El calor del momento arrebata los movimientos del cuerpo para mitigar el sofoco, el trópico se combate con desprendimiento de vestuario, los cánticos simulan a los guerreros batusi, porque la oscuridad no reconoce más que siluetas difuminadas. Las canciones de otra época suenan una y otra vez, de cuando en cuando algún gallito pero no se nota si no estás “al loro”.
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Este día como otros ya pasados, con más o menos afluencia de invitados, con más o menos presencia masculina o femenina, nos lo pasamos, y con eso vale, y si faltó algo, ya lo haremos en la siguiente, que será en breve.
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¿Te apuntas?

Fdo. Gabino.

domingo, 6 de abril de 2008

A Casa da Queira



De vacaciones nos teníamos que ir. Sabíamos que íbamos por Galicia. La oferta es importante, pero la cuestión era variar. La propuesta de mi amigo castellano era Cedeira, una casa de turismo rural que se podía alquilar entera; digamos que a mí no me apasionaba mucho la idea. Prefería la zona de Ares, por múltiples motivos.
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Una de mis compañeras de trabajo me había hablado de una Casa Rural, muy cuca ella, en la zona de la Ría de Ares. La comarca la conocía, pero me apetecía volver a los orígenes. Un día antes de salir de vacaciones de Semana Santa llamé por teléfono. Me cogió Fina, una agradable señora que se dedica a múltiples tareas en la Casa. Me dijo que le quedaban libres dos habitaciones. Las justas. Llamé a mi amigo y me dio su OK. Confirmado: nos vamos para a Casa da Queira.
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El siguiente paso era averiguar un poco más sobre este nidito de amor y adoración. Internet no es muy generoso en la información sobre esta Casa de Turismo Rural, ya que no aparece en la cadena de casas de la Xunta de Galicia. Está dividida en dos partes: la de la izquierda es el restaurante y la de la derecha las habitaciones (una preparada para personas con discapacidad) y el salón.
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Su publicidad dice (y yo corroboro) que A Casa da Queira está en un entorno excepcional, que armoniza calidez y elegancia. Entre amplios espacios verdes, brinda al visitante un lugar donde disfrutar de una estancia placentera. Las 4 habitaciones, bien equipadas, han sido pensadas para ofrecer a los moradores un auténtico y agradable descanso. Dispone de un confortable salón con chimenea y amplios campos arbolados para pasear y para que puedan jugar los más pequeños.
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Sus alrededores poseen una riqueza histórica y paisajística, como el Monasterio de Santa Catalina, la entrada de la Ría de Ferrol (el Castillo de La Palma), las baterías militares, las playas (recomiendo la de Chanteiro, con el Parral de Curro) y la posibilidad de pasear por Cervás y recorrer las villas de Mugardos (foto), Ares o Pontedeume. El silencio y la calma que se respiran la convierten en un lugar privilegiado.
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Pero lo más importante de la Casa da Queira es el trabajo constante y la amabilidad de quien maneja los hilos y las cacerolas: Michel Metz. Este chef alsaciano aporta a los productos tradicionales el toque creativo de la mejor cocina francesa. Espectaculares sus desayunos, basados en fruta fresca y variedad de mermeladas naturales que él mismo elabora (de pera con canela, de uvas, de manzana con vainilla, etc.) Es un tipo cercano, con una peculiar forma de ser que lo hace muy especial. Se hace querer.
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Nosotros nos dedicamos a recorrer los alrededores como la Villa de Mugardos, donde os recomiendo para comer en el puerto, el bar La Isla. Pero si algún día visitais la zona, no os podeis perder las empanadas de bacalao con pasas de la panadería La Gallega, en Ares. Ya me está tardando el volver por allí para catarlas de nuevo...
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Además, si teneis una comida de empresa o familiar, o bien si quereis organizar una pequeña salida, también es muy recomendable la cocina de Michel. No os penseis que son cosas excesivamente afrancesadas. No. Es comida española matizada por el buen hacer de un chef que aprovecha la riqueza de la gastronomía de su país para ensalzar el producto gallego.
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No cabe duda de que la compañía es fundamental para valorar más las virtudes de la Casa da Queira. Y es que yo llevaba la mejor de las compañías: a mi chica. Bueno, es cierto, tengo que reconocerlo, uno de mis mejores amigos también venía (y no sólo), pues resulta ser el tío más guapo de León y comarca. Ah, por cierto, como yo, él sí disfrutó de los desayunos, ejem... y de la habitación. ¡Qué bonito es el amor!
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Pues ya sabeis, no hay que salir de Galicia para pasar unas buenas vacaciones y ver cosas maravillosas como el Castillo de San Felipe (foto).
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