Para que ganes buena voluntad y para que evites ser odiado. Una persona grande recibe más placer en hacer un favor que en recibir uno, hacer favores es privilegio de los grandes. No puedes causar dolor a otro sin sufrir también dolor tú, ya sea el dolor por simpatía o por remordimiento. Cuando te encuentras en una alta posición sólo puedes trabajar por medio de premios y castigos, así que concédete el privilegio de dar los premios y a otros dales la responsabilidad de aplicar los castigos. Elige a alguien para quien se dirigirán el descontento, el odio y la maledicencia, porque la rabia de la multitud es como la del perro: sin importarle la causa de su dolor se pone a morder el látigo en vez de al que lo manejó.
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